Cómo gestionar las emociones

Guía para hablar con nuestros hijos sobre sexualidad
28 Noviembre, 2020
gestionar_emociones-1024×576
   Tiempo de lectura 8 min.
Array

Comparte este artículo en:

Cómo gestionar las emociones

¿Qué son las emociones?

Son experiencias que en determinados momentos aparecen, reacciones que todo nuestro cuerpo vive y que traen consigo sensaciones, pensamientos, conductas, hasta cambios en nuestra fisiología. Son desencadenadas a veces por algo que sucede a nuestro alrededor, como quizás alguna noticia que escuchamos o algún rostro que vemos, a veces por algo más interno, de pronto algún recuerdo, alguna reflexión, o a veces por algo que no logramos en ese momento identificar, pero algo nos dispara las emociones. También son temporales, son momentáneas, empiezan y se van para después, en otro momento, volver.

Entre las emociones, tenemos algunos ejemplos como la alegría, la tristeza, el enojo, el miedo, la sorpresa, el asco y otras más como la vergüenza y la culpa.

Son parte de nuestra vida, de hecho, son muy importantes, desde ayudarnos a sobrevivir en alguna situación peligrosa, o darnos esa “energía” para hacer algo importante, o alejarnos de aquello que podría sernos perjudicial, para motivarnos a seguir haciendo aquello que nos damos cuenta es bueno, para ayudarnos a aprender nuevas cosas o hasta para poder integrarnos más entre nosotros, para comunicarnos sin necesidad de palabras. Son muchas las funciones de las emociones, por tanto, no hay emociones buenas ni malas, sí hay emociones que pueden ser agradables o desagradables de sentir, pero están allí para algo.

Pero si esto es así, entonces por qué escribiríamos sobre cómo regularlas. Pues sucede que, como todo, las cosas van bien cuando suceden en una determinada moderación, por ejemplo, una relativa ansiedad me puede ayudar a concentrarme más antes de un examen o de una exposición, pero si esta es muy intensa puede que ni siquiera me permita poder hablar cuando esté frente a ese grupo grande de gente al que quiero presentarme. También depende del contexto, la ira podría darte esa energía para poder defender a alguien que amas de algún depredador en medio del bosque, pero si la misma intensidad de ira hace que discutas con tus seres queridos, que hagas o digas cosas de las cuales después, cuando la emoción haya bajado, pienses que no fue lo mejor que hayas podido hacer, y esto te pasa seguido o te mete en problemas o haces que la pases mal, entonces quizás nos vendría bien aprender a regular esa ira.

Sí. el tema es muy amplio y podríamos profundizar más, de cómo el cerebro, corazón, pulmones, músculos, glándulas y todo el cuerpo reacciona durante las emociones, de todas las teorías sobre sus orígenes, etc. Pero en este breve espacio nos centraremos en las estrategias y herramientas necesarias para resolver la cuestión que plantea el título, ¿Cómo gestionar las emociones?

Pues sobre esto tenemos diferentes estrategias para ayudarnos a poder permanecer menos reactivos a los desencadenantes, como también para ayudarnos a sobrellevarlas mejor, a no dejar que estas tomen el control total de la situación, sino que sea nuestra razón la que sepa dirigirlas y hasta usarlas como aliadas. Ojo que esto no es algo sencillo de lograr, requiere practicarlo, diría que nunca se logra al 100%, pero sí podemos mejorar más y más, somos humanos así que no nos desanimemos que esto es un proceso y es bonito llegar a darse cuenta de que hacemos progresos.

Para poder gestionarlas, debo poder reconocerlas y nombrarlas, ¿qué es lo que estoy sintiendo y por qué? Cada emoción se asocia a sensaciones distintas en determinadas partes del cuerpo, además de conductas, pensamientos. Cosas como sentir que me falta el aire, que me presiona el pecho, que me duele la cabeza o la barriga, que no tengo energía para hacer las cosas, que me muerdo las uñas, que pienso que cosas malas van a pasar, etc., suceden en determinadas emociones.

Cambia de estado

Es bueno poder tener estrategias y habilidades para poder mejorar emocionalmente una situación, como por ejemplo usar la respiración para ayudar a relajarnos, respirar profundo y despacio, concentrándonos en el presente, en el aquí y ahora, por ejemplo, observar con curiosidad en cómo se siente el aire, o en los sonidos que haya alrededor, o en ver los detalles de algún objeto cercano. También puede ayudar usar nuestra imaginación, como recordar o imaginar un lugar tranquilo o relajante para nosotros. Pedir ayuda, ser validado y acompañado por personas de confianza también puede ayudar. Cada uno puede además tener un plan, un conjunto de estrategias propias que pueda usar cuando sintamos que las emociones se nos puedan salir de control, desde respirar, hacer ejercicio en ese momento, relajar los músculos desde la cabeza a los pies, pintar, golpear la almohada (en vez de las paredes), escuchar música fuerte o relajante (lo que sientas que te ayude más en ese momento), hablarlo lo alguien, etc. Quizás en el pasado, hemos usado sustancias para sentirnos mejor, esto no suele ser recomendable pues puede traernos más problemas que beneficios, y si usamos algún medicamento para esto, debe ser estrictamente supervisado por profesionales especialistas en salud mental.

Ser menos reactivo y disminuir vulnerabilidades

Aquí algunas ideas que nos pueden ayudar como práctica regular:

  • Tener un horario y ser consistente, horas para el trabajo, para el estudio, para relajarse, para estar en familia, para descansar.
  • Permítete tener un tiempo de forma regular para hacer actividades que disfrutes, quizás pintar, o leer obras que te gusten o ver películas, pasear. No todo es trabajo o estudio.
  • Practicar alguna forma meditación o técnica de relajación.
  • Hacer ejercicio de forma regular.
  • Come sano, todo con moderación, no exageremos con el café, ni con las gaseosas ni con el alcohol. Comamos más frutas y verduras.
  • Cuida tu salud: si vivimos con alguna condición especial como hipertensión arterial o diabetes, etc.
  • Acude a tus controles con regularidad y no descuides tu medicación si es que te han indicado alguna.

Algo que es muy importante es la caridad, de uno mismo o de otros, nadie nace con un botón para activar o desactivar emociones, nadie es culpable por las situaciones difíciles que haya podido vivir en el pasado. Te invito ano juzgar tus propias emociones, ni las de los demás.

Hay muchas cosas más por comentar, si tienes dudas, o sientes que las cosas se salen de control o conoces al alguien que notes que la está pasando mal, no está mal pedir ayuda. Habla con alguien, busca a profesionales en salud mental, psiquiatría o psicología.

Edson Pacheco Zuel

Médico Psiquiatra


Subespecialidad psiquiatría de niños y adolescentes Psiquiatra asistente en el Hospital Goyeneche

ARTÍCULOS RELACIONADOS